Las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) han supuesto un cambio de paradigma en la forma de relacionarse de las personas con el mundo. Desde simples gestiones administrativas hasta contactar con nuestros seres queridos, la tecnología nos permite agilizar plazos y resolver problemas cómodamente desde nuestro propio hogar, así como acercarnos a personas que están a miles de kilómetros. Aunque como todos sabemos, la tecnología en la etapa sénior no se utiliza de la misma manera.
La difusión de la tecnología es desigual entre la población. Si bien la mayoría de los niños y jóvenes han conocido la tecnología desde sus primeras etapas del desarrollo, en personas de más edad estas tecnologías son una novedad y su torrente de información puede resultar confuso.
Dado que uno de los pilares básicos de Canal Sénior es la promoción de la cultura digital entre la población de más de 55 años, hace unas semanas os hicimos llegar una encuesta preguntando por vuestras habilidades y competencias digitales. Esta encuesta arrojó resultados muy interesantes, los cuales discutiremos en este artículo.
Si quieres saber más sobre la relación entre las tecnologías digitales y su uso por las personas senior, solo tienes que seguir leyendo el artículo.
Uno de los términos recurrentes cuando se habla del uso de la tecnología en la etapa sénior es el de la brecha digital.
Se conoce como brecha digital a la diferencia que existe en las competencias digitales entre diversos grupos poblacionales. Aunque estos grupos pueden ser variados (es aplicable, por ejemplo, a las diferencias de renta) la más conocida es la brecha digital debida a la edad.
Las personas mayores, en su mayor parte, han tomado contacto con las tecnologías actuales en una etapa más madura de su vida, lo cual en ocasiones limita su conocimiento de estas. Elementos que pueden ser de sobra conocidos para aquellas personas que han vivido la tecnología desde jóvenes (como el scrolling, los likes o las redes VPN) pueden ser complicadas de entender para aquellas personas que, aunque interesadas en lo nuevo, han sido criadas en un entorno analógico.
La inflación puede ser debida a muchas causas, pero principalmente se produce por un desequilibrio en la ley de la oferta y la demanda:
Elementos de sobra conocidos para personas criadas en entornos digitales pueden resultar un misterio para aquellos que han vivido la mayor parte de su vida rodeadas de un entorno analógico
No hay más que recurrir a situaciones de nuestra vida cotidiana para darnos cuenta de lo común que es esto. ¿Quién no ha alucinado por las habilidades de nuestros nietos al configurar cualquier aspecto del teléfono móvil? ¿A quién no le impresiona la cantidad de tendencias y nuevos lenguajes que surgen en las redes, aparentemente de la noche a la mañana?
Todo esto no quiere decir que las personas de más edad sean menos capaces de entender las tecnologías que los rodean: al fin y al cabo, han sido creadas en su mayor parte por ingenieros bien entrados en la adultez. Simplemente ocurre que resulta más complicado adaptarse a algo nuevo que convivir con tecnologías a las que estás acostumbrado desde la infancia.
A pesar de todo lo indicado en el apartado anterior, según nuestros propios datos y estudios, podemos afirmar que las personas sénior se van digitalizando poco a poco, con un enorme salto en los dos últimos años.
Según numerosos estudios y como ya te contamos en este artículo, la pandemia de COVID-19 ha provocado una revolución en las competencias digitales de los mayores, por razones muy sencillas de entender. El confinamiento forzado y la obligación de distancia social hicieron que la única manera de contactar con nuestros seres queridos fuese a través de videollamadas con Zoom, Teams, Meet, Skype y muchas otras.
Está situación hizo, además, que nuestra principal ventana al mundo, al margen de la televisión o la radio, fuesen las noticias por internet. Si queríamos recurrir a entretenimiento más allá de películas televisivas, las plataformas de streaming nos permitieron disfrutar de decenas de diferentes series y películas.
En definitiva, como nos muestran los datos, 2020 fue el año donde la población sénior dio el gran salto a internet, aunque ya llevaba años digitalizándose lentamente. Durante este año, algo más de la mitad de la población mayor de 65 años utiliza internet, un porcentaje que subió casi 8 puntos en apenas un año.
Este uso de la red, forzado por circunstancias excepcionales de la pandemia, no fue transitorio. Según muestran las tendencias actuales, cada vez más mayores son capaces de aprovechar la panoplia de oportunidades que ofrece la Red en su día a día.
En cuanto a los resultados de nuestra propia encuesta sobre el uso de la tecnología en la etapa sénior, podemos ver con claridad como los mayores se desempeñan con mayor facilidad en entornos digitales.
En cuanto al dispositivo que más utilizan, casi el 85% de los encuestados suelen utilizar el móvil como primera opción, siendo la segunda opción el ordenador portátil con el 42%. Casi la totalidad (95%) afirma utilizar aplicaciones de mensajería instantánea como medio principal de contacto por internet. De entre estas, casi el 98% afirma utilizar WhatsApp y apenas el 16% la segunda opción, Telegram.
La encuesta también muestra que las personas sénior son conscientes de que hay temas que no dominan y quizás deberían intentar mejorar, lo cual es una de las razones de ser de Canal Senior. Entre los aspectos en los que los encuestados dicen necesitar mejorar, destacan la resolución general de problemas (61%) y temas de seguridad en la red con un 41%.
Sobre el apartado de seguridad, se preguntó a los encuestados qué tipo de acciones tomaban para evitar riesgos o aumentar su seguridad en la red. Los resultados muestran que existe cierto consenso en el peligro de abrir correos sospechosos (80%) o la necesidad de tener contraseñas seguras. Sin embargo, apenas algo más de la mitad de los usuarios usa antivirus (56%) o comprueba la veracidad de las páginas antes de comprar en ellas (49,6%). Esto demuestra que aún queda mucho por aprender en aspectos de seguridad en la red.
En definitiva, los datos nos muestran cómo, de forma acelerada a partir de la pandemia, cada vez más personas sénior son capaces de manejarse con soltura en la red, aunque aún existen lagunas en su conocimiento que han de ser solventadas para dar por superada la brecha digital.