La naturaleza, que a fin de cuentas es el medio en el que nos hemos desarrollado los humanos durante milenios, es hoy para muchos de nosotros un entorno al que resulta complicado acceder. Hoy en día, algo más de la mitad de los humanos vivimos en zonas urbanas, lo cual limita mucho el tiempo que podemos pasar en bosques, ríos y espacios abiertos.
Esta circunstancia, aunque forma parte de nuestro día a día, puede tener graves consecuencias en nuestra salud tanto física (pulmonar, cardíaca, muscular) como mental (aparición de enfermedades neurodegenerativas)
En este post, descubriremos algunos de los beneficios que tiene el contacto con la naturaleza para nuestra salud en general, y en concreto aquellos aspectos que tienen que ver con el estilo de vida Sénior. Si quieres saber más al respecto, solo tienes que seguir leyendo este artículo.
Todos tenemos claro el poder relajante de pasear por un bosque o la playa. No obstante, desde hace un tiempo, médicos y científicos de todo el mundo tienen muy clara la relación inseparable entre la salud humana y la exposición a la naturaleza.
Estar en contacto con la naturaleza implica que tenemos menor exposición a ruidos y contaminación, respiramos aire limpio y nos hallamos en un entorno idóneo para practicar deporte, lo cual influye positivamente en nuestra salud física.
Así, pasar tiempo en zonas verdes es beneficioso para nosotros en tanto que nos sitúa en un lugar sin contaminación, ruidos ni estrés, lo cual hace que nuestras hormonas se regulan mejor.
Son numerosas y cada vez más robustas las pruebas que nos sugieren que la exposición a la naturaleza tiene un claro efecto positivo en nuestra salud mental. En concreto, frenando o ralentizando la aparición de enfermedades mentales.
Según un macro estudio estadístico realizado en Estados Unidos, la presencia de zonas verdes cerca de nuestro hogar puede llegar a afectar a la progresión de algunas enfermedades neurodegenerativas. Esto es lo que descubrieron los científicos liderados por Jochem Klompmaker, investigador postdoctoral en la Escuela de Salud Pública TH Chan de Harvard en Boston.
Su estudio analizó la progresión de la enfermedad del Alzheimer en millones de pacientes en todo Estados Unidos, descubriendo correlaciones muy interesantes.
En concreto, los investigadores descubrieron que la progresión del Alzhéimer era significativamente más lenta entre aquellos que tenían acceso a zonas verdes frente a aquellos que las tenían más lejanas. De igual manera ocurría con la enfermedad del Parkinson, cuyos pacientes tenían menos riesgo de ser hospitalizados si vivían en una zona con abundancia de zonas verdes.
Según concluyeron los investigadores, en consonancia con otros estudios, esta relación se daba por dos vías:
En primer lugar, los entornos naturales ayudan a restaurar niveles naturales de estrés en las personas, al disminuir la exposición a contaminación del aire y el ruido.
Por otro lado, los escenarios naturales tales como parques, ríos y zonas verdes son un lugar idóneo para practicar deporte al aire libre y socializar, lo cual siempre es beneficioso para las personas que sufren enfermedades neurodegenerativas.
En cuanto a cómo podría darse esta situación, los expertos indican una relación clara entre los niveles de cortisol (la hormona del estrés) y el Alzheimer. Altos niveles de cortisol reducen el volumen del hipocampo, un área del cerebro de gran importancia para nuestra memoria.
Así, la relación es clara: pasar más tiempo en zonas naturales, como parques o playas, se relaciona claramente con la reducción del estrés y más tiempo practicando deporte, hábitos que pueden jugar un papel clave en la ralentización de enfermedades como el Parkinson o el Alzheimer.
Para que las personas puedan tener acceso a zonas verdes, es clave el diseño del urbanismo del lugar en el que vivimos. El diseño de nuestras ciudades es fundamental: no se trata de que la persona viaje dos horas en coche a un parque nacional, si no que pueda acceder con facilidad a zonas verdes cerca de su hogar.
Tanto es así , que los urbanistas están empezando a desarrollar el concepto 3-30-300, que desarrollaremos a continuación.
Este concepto quiere reflejar la relación idónea que tienen que tener las personas con el medio ambiente. Así, para que los beneficios de estar en contacto con la naturaleza afecten a las personas, se propone que todos deberíamos ver desde su casa al menos 3 árboles, vivir a 300 metros de una zona verde y que nuestro vecindario tenga una cobertura arbórea de al menos el 30%.
De esta manera, se busca que el mayor número de personas posible tenga acceso a los beneficios que nos aportan las zonas verdes urbanas, tales como parques y jardines.
Así, como hemos podido ver, los beneficios de estar en contacto con la naturaleza para nuestra salud mental y física son incontables, ya que reduce los niveles de estrés y favorece la práctica de deportes al aire libre.