Los antiguos romanos afirmaban que una ardilla podía cruzar la península Ibérica sin tocar el suelo, pues le bastaba con ir saltando de árbol en árbol. Aunque esta afirmación es un tanto exagerada, la riqueza forestal de España está fuera de toda duda.
La primavera es la época del despertar de la naturaleza tras el largo y frío invierno. Por ello, supone el momento ideal para perdernos en algunas de las maravillas naturales que nos ofrece nuestro país.
A lo largo de este artículo veremos algunos de los diez bosques más espectaculares de España, su historia, curiosidades y leyendas. Si deseas saber más, solo tienes que seguir leyendo.
Los bosques: cura para el cuerpo y la mente
Como todos sabemos los bosques aportan una gran cantidad de beneficios a los seres humanos. Sus árboles expulsan el oxígeno que respiramos, secuestran el CO2 que calienta el planeta, nos aportan madera, productos naturales de todo tipo y son un remanso de vida silvestre incomparable.
Aparte de todos estos beneficios, un tanto obvios, los bosques ofrecen reparación espiritual a casi todos los seres humanos. Las personas, en cuanto nos adentramos en un bosque o espacio verde sentimos una enorme calma, bajan nuestros niveles de ansiedad y percibimos la energía de la naturaleza como un ente positivo que nos hace sentir mejor.
No en vano, numerosos estudios científicos han demostrado que las personas que viven o trabajan cerca de espacios verdes muestran niveles más bajos de estrés.
La variada geografía de nuestro país ofrece todo tipo de bosques para ser disfrutados. Si quieres conocer los secretos de cada uno de ellos puedes leer los siguientes apartados.
1. Selva de Irati (Navarra)
La Selva de Irati es uno de los territorios más mágicos de la península. Ubicada en el límite entre Navarra y los Pirineos, se trata de un extenso territorio de un incalculable valor natural.
Considerada por muchos el hayedo – abetal mejor conservado de Europa, la Selva de Irati muestra su mejor cara en el otoño, cuando el paso de la estación hace refulgir todo el territorio con deliciosos colores ocres. La niebla y humedad habituales del lugar envuelven al hayedo en un halo de misterio que sin ninguna duda hará más recordable la visita.
2. Castañar de El Tiemblo (Ávila)
En plena sierra de Gredos, el magnífico castañar de El Tiemblo es uno de los principales reclamos de la zona. Plagado de gigantescos árboles centenarios, este espacio ofrece un estupendo lugar de paseo en cualquier época del año, a apenas una hora en coche de Madrid.
3. Parque Natural Fragas do Eume (A Coruña)
A apenas unos kilómetros de A Coruña, este parque cuenta con uno de los bosques de robles y castaños mejor conservados de Galicia. Este espacio es una buena representación del bosque atlántico cerrado, que con su denso follaje apenas deja pasar la luz del sol en muchos momentos.
La enorme diversidad de especies de árboles de ribera es también uno de sus principales atractivos.
4. Fageda de Grevolosa (Barcelona)
Este hayedo es uno de los bosques más espectaculares de Cataluña. Su atractivo es único: centenares de hayas centenarias de más de 40 metros de altura, que han crecido gracias al microclima de un denso y cerrado valle.
5. Parque nacional de Ordesa y Monteperdido (Huesca)
Enclavado entre algunas de las montañas más altas de los Pirineos, Ordesa y Monte Perdido impresionan a todo aquel que los ve por primera vez. No resulta nada exagerado afirmar que el Valle de Ordesa es uno de los paisajes naturales más bonitos de nuestro país. Los escarpados relieves de este impresionante valle glaciar, junto con sus bosques de hayas, abedules, quejigos, pinos royo y tremolines, hacen de este precioso parque nacional todo un deleite para la vista.
6. Parque Nacional de la Sierra de las Nieves (Málaga)
Sierra de las Nieves es el Parque Nacional más joven de España, declarado como tal hace apenas unos meses. El Pinsapo, una especie de árbol protegida cuya principal población está en el parque, es la “especie estrella” de este espacio. Se trata de una reliquia de tiempos glaciales, cuando en la Península sobrevivían los abetos mientras el resto de Europa estaba bajo el hielo.
7. Parque natural de Gorbeia (Vizcaya y Álava)
El macizo de Gorbeia está situado en el límite de los territorios históricos de Álava y Vizcaya, y está salpicado por hayedos y robledales de enorme extensión. Una red de 14 sendas permite descubrir los secretos de este Parque, entre los cuales se encuentra la famosa ascensión al Gorbeia, uno de los clásicos del montañismo vasco.
8. Hayedo de la Tejera Negra (Guadalajara)
El hayedo de Tejera Negra es conocido por ser el bosque de hayas más meridional de Europa. Este hayedo, junto con el de Montejo a unos pocos kilómetros, son una reliquia de tiempos pasados, cuando el clima de esta parte de España era mucho más frío y húmedo.
Situado en una zona de difícil acceso con profundos barrancos, el Hayedo de la Tejera Negra es un hábitat predilecto de algunas aves espectaculares, tales como el águila real, el azor, el milano real y una gran colonia de buitres negros y leonados.
9. Parque natural de Somiedo (Asturias)
Situado en el corazón de la Cordillera Cantábrica, el Parque Natural de Somiedo es una gran representación de territorio gestionado de manera sostenible desde tiempos inmemoriales. Destaca por sus brañas, cabañas de ganaderos en plena montaña que muestran las costumbres ganaderas del lugar.
Sus bosques de hayas, robles y abedules, entre montañas cubiertas de nieve son hogar del esquivo oso pardo ibérico. Aunque difícil de avistar, el parque organiza visitas cuando se ven osos en las montañas. Muy recomendable.
10. Bosque de Anaga (Tenerife)
El bosque de Anaga, en Tenerife, es un paraje dominado por laurisilva que parece congelado en el tiempo. Una enorme sucesión de enormes troncos retorcidos, niebla, lluvias suaves y parajes repletos de verde musgo nos hacen retrotraernos a la época de los dinosaurios. Si a ello le sumamos unos espectaculares paisajes al lado del mar repletos de formaciones volcánicas, la visita se hace sin ninguna duda imprescindible para todos aquellos que pasen unos días en Tenerife.